18 de julio de 2011

ETNOSeR 2011


Así se nos va otro Etnosur. Pero, como cada año, ya empieza a prepararse la siguiente edición. Como cada año, no hubo incidencias graves, ni peleas, algo reseñable teniendo en cuenta que pasaron por aquí unas 30.000 personas. Todo cabe en Etnosur, un festival que apuesta por la creatividad total, en el que se combina arte, talleres, cine, conferencias, y música... mucha música. 

Aquí nos vemos en 2012...
  Etnosur amaneció el viernes entre talleres sonrientes que, entre juegos, construyen máscaras africanas al son de la flauta Tshikona. Acrobacias e historias bereberes al ritmo de la música de Travessia a mediodía.  Tarde entre zocos, circo y cine. Y cayendo la noche, la música de Mama Africa. Homenaje que el premio Etnosur, Hugh Masekela, quiso brindar a Miriam Makeba, conocida como Mama Africa, voz emblemática y embajadora de todo el continente. Masekela estuvo acompañado por el magnífico Vusi Mahlasela, y las melodiosas y asombrosas voces de Thandiswa y Lira. Femi Kuti añadió ritmo y vibraciones a la madrugada.
El sábado hubo que olvidar el cansancio acumulado, y salir de nuevo a la calle, entre la marabunta humana de Etnoseres en el Paseo de los Álamos. Repite en Etnosur Rosa María Calaf. Construcción de relojes de sol, y música improvisada en el Paseo. Tarde entre los versos de Erika Martínez, José Daniel García y Nacho Montoto. La poesía de Montoto es descriptiva, casi periodística, aséptica. Estática. Demasiado. Dice poco. José Daniel García comenzó cargado de ironía diciendo “¡no os mováis!”, para una lectura llena de ingenio, humor, vida y muerte. Revelador. Erika es profunda e inteligente. Vital y metafórica. Lenguaraz, dice. Solemne. Demasiado solemne, quizás. 

Tarde entre poetas españoles contemporáneos.

A la noche, la Música se mueve. Aurelio y The Garifuna Soul Band pusieron las notas de mayor calidad musical, con un guitarrista magistral en sus punteos blueseros. Sidy Samb fue aumentando el ritmo... pero para ritmo... Bomba Estéreo, una auténtica bomba rítmica que estalló entre el público, que contagiado disfrutó y bailó sin descanso. Cumbia colombiana a ritmo de hip-hop contundente y frenético. Una maravilla.



El domingo es día de reflexión. África pide reflexión. En África no necesitan que difundamos una y otra vez la imagen del niño que pasa hambre. No necesitan que se envíen juguetes del primer mundo. En África saben cultivar su propia comida. En África saben construirse sus propios juguetes. África pide reflexión, para que nos concienciemos de lo que realmente pasa allí. Y África nos invita a visitarla, pero no de safari... sino a vivir realmente la Cultura, las costumbres y la vida africana. 

La Soledad del Corazón.
46664, número que Nelson Mandela llevó en prisión durante 27 años.


Para ir cerrando el festival, Diego Manrique nos mostró las fuentes del ritmo y DJ  Pierrot puso la guinda despidiendo desde el Etnochill... Aún permanecen reminiscencias de las sensaciones de estos tres mágicos días.