12 de octubre de 2012

Día de la Españolización



  Es curioso cómo nos llegan las historias de la Historia... De pequeños nos enseñaron en la escuela que “los moros” invadieron España en el año 711 y que nosotros, “los españoles”, no conseguimos echarles hasta 1492. Nos lo enseñan sin comillas. Nos hablan, por tanto, de la ocupación árabe de España, y que los españoles estuvimos sometidos a ellos y peleando con ellos durante ochocientos años, hasta 1492. No nos hablan tanto, aunque también, de la riqueza cultural que trajeron consigo. Entonces, ¿fueron 800 años de invasión musulmana? Rotundamente, NO. La invasión duró nueve años. Nueve. En el año 720 la conquista estaba completada.

            Por otro lado, nos enseñaron otra historia de la Historia, curiosamente parecida; nos enseñaron que Cristóbal Colón llegó, vio y descubrió América, en un acto de fe divina, providencia real, suerte y valentía sin igual en la Historia de España... aunque... bueno... Colón era genovés. Y allá que ‘fuimos’ los españolitos, carpetovetónicos todos, a colonizar, a alfabetizar a los pobres indígenas, a evangelizarlos a todos. No nos hablan tanto de que cuando les llevamos los evangelios... “se los clavamos en las sienes”. Nos enmascaran el traslado –quiero decir expolio– de toneladas de oro que los conquistadores españoles extrajeron y trajeron desde América hasta España, con mano de obra indígena esclavizada, claro. Nos ocultan que los indígenas que se resistieron o se sublevaron fueron asesinados por los ejércitos de la Corona, que actuaban “en nombre de Dios”, capitaneados por los famosos y valientes conquistadores. Por poner un ejemplo, se nos dice que el famoso conquistador Hernán Cortés derrotó a los Mayas, y a los Aztecas. No se nos dice que su ejército masacró en cinco horas a 5000 habitantes de la ciudad de Cholula. Permanecieron allí dos meses y antes de marcharse incendiaron la ciudad. Posteriormente, Cortés trasladó sus famosas “naves barrenadas” y sitió a los aztecas durante meses, y el pueblo azteca casi acaba exterminado. Lo que yo recuerdo de la enseñanza educativa que me inculcaron en las sienes es el encuentro de Hernán Cortés con Moctezuma, quien tomó a Cortés como un semidiós y le colmó de oro y regalos. Nunca se nos dijo que muchos conquistadores resultaron ser unos invasores ambiciosos y violentos, ni que las torturas eran frecuentes. A pesar de ser considerado “rebelde”, la Corona española recompensó a Cortés con varios títulos, entre ellos el de Capitán General y Gobernador de Nueva España.

            Pero claro... a estos episodios nos referimos como la “ocupación” árabe, la “invasión” de los moros... en contraposición a la “colonización” de América, o el “descubrimiento” del nuevo mundo... curiosos eufemismos.



La Historia la dicta quien la escribe. La Historia hay que contarla como Historia, no como opinión, y mucho menos como conveniencia, o como arma política, religiosa o ideológica. Imagina cómo sería Abderramán III. Seguro que la imagen mental que tienes de él es la del estereotipo arabesco, de piel oscura, ojos negros y nariz afilada. Sacando más punta, con cara de malo (En una palabra... seguro que tienes en mente a Jafar, el malo de Aladdín). Seguro que nunca te dijeron que Abderramán III era rubio y tenía los ojos azules. Abd al-Rahmán, que así se llamaba, tenía ascendientes europeos. Después de siglos en la península, los pueblos árabes (y bereberes, y judíos, y romanos...) se habían fusionado social, cultural y biológicamente con los habitantes españoles patrios y “puros”... que, para más inri, por el siglo octavo eran en su mayoría... ¡visigodos! El territorio lo poblaban los habitantes que quedaron después de la Hispania Romana, de los pueblos iberos, de los celtas (en el norte) y los Reinos Visigodos. Y convivieron durante siglos con los moriscos, mozárabes, muladíes y judíos (mejor o peor integrados; con las diferencias lógicas). Abderramán I se casó con una esclava visigoda convertida al islamismo. Su nieto tenía el pelo “de color trigueño” según los escritos; y su ejército lo formaban árabes, bereberes, yemeníes, sirios y soldados cristianos (eslavos, francos e hispanos). La leyenda dice que todas las palmeras de la península proceden de una palmera que el mismo Abderramán I plantó en Córdoba. Pasaron generaciones hasta que llegó al poder Abderramán III, cuya abuela era la hija del Rey de Navarra, de raíces francas). Y sí, tenía los ojos azules y el pelo de color “rojizo claro”. Eso sí, eso no quita que el Califa fuese un jefe cruel y sanguinario, que lo fue, y bajo su califato comenzó la reconquista por parte del Reino Astur-leonés.

A la antigua Hispania romana, dividida en dos reinos visigodos por el año 711, llegaron 8000 africanos (árabes y bereberes, principalmente). Trajeron guerra y muerte, sí, duras batallas, pero una vez asentados dieron vida a uno de los centros más relevantes del mundo, Al Andalus, en cuyo territorio florecieron Córdoba, Medina Azahara, Medina Sidonia, Gades, y también nuestra Qalat ben Zayd. Se implantaron sistemas hidráulicos innovadores, acequias, sistemas de cultivo; hubo impresionantes avances en medicina,­­­­ matemáticas, filosofía, poesía... y preservaron para Occidente el conocimiento de Aristóteles en sus bibliotecas. En nuestro idioma actual mantenemos una herencia de 4000 palabras de origen árabe. Por su lado, la Reina Isabel la Católica (bien conocida por su falta de higiene) se refería a los cientos de baños árabes y saunas construidos diciendo: “¿para qué quieren tantos baños?”. Como dato adicional, una vez completada la conquista, la calidad y la esperanza de vida comenzó a descender desde el S. XIV hasta el S. XVIII, por los niveles de insalubridad, falta de higiene y las epidemias que esto conllevó.


Mientras tanto, en América nos dedicamos a llevarles un dios que no habían pedido y, a cambio, les expoliamos sus riquezas, igual que el imperio británico hizo en Egipto o Grecia ‘por el bien del patrimonio’. Exhibían en España arte precolombino, oro y plata, mientras los soldados mataban, esclavizaban, violaban y torturaban a placer. Estas riquezas, de hecho, eran cedidas a la Iglesia para su administración.

 En Qalat ben Zayd (tierra habitada desde el Neolítico), llamada después Alcalá la Real tras la llegada del rey Alfonso XI, los árabes dominaron la fortaleza hasta el año 1341, cuando el asedio castellano culminó en la rendición y posterior liberación de la población árabe, que marchó hacia Granada, ciudad que se rindió 150 años después. Es extraño por tanto, que después de dos mil años de convivencia entre pueblos y culturas que han habitado el territorio peninsular, sigamos considerando “lo nuestro” como lo bueno y lo puramente “español”, y lo demás sea lo “extraño”, extranjero, diferente y ajeno, cuando estoy seguro de que por nuestras venas corre sangre visigoda, romana, ibera y árabe, como corría por las venas del mismísimo Abd al-Rahmán III. 


 
Versión estremecedora de Cortez the killer, 
por Grace Potter, Joe Satriani... Puro éxtasis musical.