25 de octubre de 2011

Leonard Cohen

El depresivo no químico más poderoso del mundo.

Cuenta la leyenda (pincha aquí)* que un productor musical español se citó con Leonard Cohen hace 25 años; quería convencerle para participar en un disco de Homenaje a Federico García Lorca. Intentó explicarle a Leo Cohen quién era ese tal García Lorca. Cuenta la leyenda que al terminar toda la explicación del productor, Leonard Cohen guardó silencio unos segundos más, y luego le hizo una pregunta:
-          - ¿Tú sabes cuál es el nombre de mi hija? – dijo Cohen.
-          - No... – respondió.
-          - Lorca.
-          - ...

¿Qué tendrá de especial este señor, que para componer utiliza seis acordes, para cantar abarca un rango vocal de cuatro notas y para colmo es canadiense?

Sus canciones no ofrecen poderosas polifonías vocales, ni la majestuosidad de Beethoven ni la chispa de Mozart; aparentemente. Su voz no necesita ni gorgoritos, ni complejidades técnicas, falsetes, vibratos, ni arreglos melódicos complicados. Cohen fulmina con una elegante soberbia que en él suena modesta:  "Nací así, no tuve elección, con el regalo de una voz de oro”.
Este señor tiene mucho de especial. Maestro de la palabra, su pluma es una lanza cargada de acidez, complejidad lírica, ingenio genial y brillantez. De joven encontró en Montreal, supongo que por pura serendipia, un libro de Lorca. Se dejó invadir por el mundo de lunas de plata y valses, y platos concretos a las cinco en sombra de la tarde triste... Se dejó intoxicar por la magia de caballos y estrellas, por las voces desgarradas de un poeta en Nueva York y por verde carne y pelo verde con ojos de fría plata. Confiesa ahora que ese descubrimiento hizo que encontrara su propia voz, cosa que no pudo hallar en los poetas clásicos ingleses.
Escritor antes que cantante, Leonard Cohen acaba de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. En su discurso -sin papel- cuenta la tremenda historia de sus inicios con la música; unos inicios muy ligados a España. Comparto el discurso aquí (lástima de traductor...):



¿Qué tendrá entonces de especial este señor? La verdad... yo no lo sé; pero tiene la atracción del canto de las sirenas "cuando el sol se vierte como miel", tiene el hipnotismo de un influjo personal basado en la honestidad y la profundidad de sus letras y su voz. Tiene algo que “It's coming from the feel that this ain't exactly real, or it's real, but it ain't exactly there”… Todo el mundo lo sabe... Everybody knows.
Leonard Cohen dice que la sabidurí­a de Johnny Walker es generosa...  y se entrega a la certeza de que el amor es el único salvavidas que nos queda, causa y cura -dice- de todos los males. Porque -dice- he visto el futuro, hermano, y es un crimen. Su pesimismo existencialista llevó a la prensa a decir de él que es el depresivo no químico más poderoso del mundo. Sin embargo, tiene una calidez y una emotividad que abraza el espíritu.
And you want to travel with her / and you want to travel blind
and you know that she can trust you / for you've touched her perfect body
with your mind... (Suzanne).


Igual que esto...:


Una de mis canciones favoritas. Año 1984, Leonard Cohen publica Hallelujah. Diez años después, Jeff Buckley la hace suya, tres años antes de morir a la edad de 30 años. Esa es otra historia.
Aquí, SOLO GUITARRA Y VOZ. 
Impresionante.
"It looks like freedom, but it feels like death" (Closing Time).


* Leyenda contada en este blog a la muerte de Enrique Morente. Dic. 2010.