13 de diciembre de 2012

ETERNORETORNÓGRAFO

El día que yo sea capaz de escribir esto, me llamaré poeta.

 Eternoretornógrafo, de Luis Rogelio Nogueras (Wichy).


El joven poeta murmuró cerrando el libro de Apollinaire:
"Este sí es un poeta..."
Y Apollinaire, el soldado polaco Wilhelm Apollinaris de Kostrowitzky,
enterrado hasta la cintura en el fango de la trinchera cerca de Lyon,
mirando la noche estrellada del 4 de agosto de 1914,
la tierra seca, florecida de estacas y alambre de púas,
sembrada de minas esa noche de 1914,
mirando las bengalas azules, rojas, verdes en el cielo envenenado por los gases
apretó el húmedo librito de Rimbaud mientras sobre su cabeza pasaban
silbando los obuses.
Y Rimbaud, haciendo sus maletas en Charleville, echó junto a su ropa
los versos de Villon.
Y Villon, el doce veces condenado, el apócrifo, el inédito, pensó ante
el patíbulo en las tres cosas que más había amado:
su mujer Christine, su leyenda, la de él, la de Villon,
y el borroso recuerdo de unos versos que hablaban de la noche
del 711 en que Taric se apoderó de Gibraltar.

Y el sombrío poeta árabe que escribió aquellos versos la
noche del 711 apoyándose en la cimitarra
imitaba los versos que su abuelo le leía en la lejana Argel;
y el abuelo de Argel había leído a Imru-ul-Qais, al que Mahoma
consideraba el primer gran poeta árabe; lo había leído una
interminable jornada en el desierto de Sahara más húmedo ahora que entonces
en la lenta marcha de los camellos y las teas encendidas.
Y es probable que Imru-ul-Qais escribiera en la lengua de Alá
imitaciones de Horacio,
y Horacio admiraba a Virgilio,
y Virgilio aprendió en Homero,
y Homero, el ciego, repetía en hexámetros los extraños poemas
que se susurraban al oído los amantes en las estrechas calles
de Babilonia y Susa,
y en Babilonia y Susa
los poetas imitaban los versos de los hititas de Bog Haz Keui y
de la capital egipcia de Tell El Amarna,
y los poetas del 4000 a.n.e.
imitaban a los poetas del 5000 a.n.e.
hasta que el hombre de Pekín, en la húmeda caverna de Chou-Tien
viendo arder lentamente sobre las brasas el anca de un venado,
gruñó los versos que le dictaba desde el futuro
un joven poeta que murmuraba cerrando un libro de Apollinaire.

12 de noviembre de 2012

La muerte detrás, y la vida por delante.



Ayer he visto un abrazo estremecedor en el tanatorio que me ha retorcido el corazón. La muerte detrás, y la vida por delante. Un cuerpo abierto, una vida ida, y almas desconsoladas, intentando consolarse sin posibilidad de consuelo. Un abrazo con dos cuerpos en colisión, en absoluta sincronía y entrega, largo e intenso hasta el dolor, que ha resonado en todas las almas que hayan podido notarlo. Pocas, temo. Pocas habrán podido sentirlo, aun estando a unos metros de distancia, temo. Un abrazo intercambiando energías, entregando esperanzas, regalando calor y queriendo decir: Somos seres vulnerables, pero la Fortaleza está en el interior. Sólo así puede coserse un corazón roto, entregando ese abrazo que diga… hasta a morir te acompaño… tanto si resucitamos como si no, pero siempre que el cielo se vuelva nuestro esclavo; entregando ese abrazo que diga… la vida es ese cementerio de sueños por el que transcurren nuestros pasos…; entregando ese abrazo que diga… que el miedo a la muerte es el amor por la vida; y que la muerte no ocurre en quien se va, sino en quienes permanecen.
La tristeza se extiende y se desparrama inexorablemente en días así. Más aún en días grises y fríos y oscuros como este. Da igual que intentes pensar que es un bonito día, no puedes engañar a tu propia tristeza, a tu propio espíritu. Mi hermana quiere comerse con sus lágrimas toda la tristeza de M. para aliviar su corazón roto, y mis manos en su espalda intentan apagar ese fuego. Cada persona tiene su razón –mejor o peor– para estar ahí, y su propia tristeza acumulada que en días así, se desborda inopinadamente. Hay quien está por compasión, por empatía, o por compromiso. Hay quien está por poder compartir su propia tristeza con alguien más, por simplemente estar deseando una ocasión para poder charlar con alguien que le preste su oído, o por intentar aliviar unos ojos ensombrecidos. Hay quien está porque tiene que estar, hay quien está pero no quiere, hay quien quiere estar y no puede. Hay quien querría ser el fallecido… y se cambiaría por él sin dudarlo, y esto puede ser por dos razones: sacrificio o envidia; entiéndame quien pueda. Y yo… sólo quiero dar cobijo y tender mi mano a F., si es que eso sirve para algo. Unas manos, un cobijo que yo mismo he encontrado alguna vez, en días así.    
La noche ha sido larga y rotunda, claro. Pareció decir “aquí estoy yo”. Y el despertar ha sido triste, claro. Pareció decir “zúrcete esa cicatriz, si puedes”, empapado en sudor frío de fiebre, o en sudor de fiebre fría, o quién sabe qué diablos era aquello. Hoy necesitaba un abrazo mudo, y sólo tengo una guitarra sorda. No puedo imaginar cómo habrán sido la noche y el despertar para ellos, quienes ayer tuvieron la muerte detrás, y la vida por delante.


12 XI 12 - Para F.B.P. y familia.

6 de noviembre de 2012

¿Qué rompe un corazón?


Para la lectura de relatos de terror del grupo Entre Aldonzas y Alonsos... celebrando los días -y las noches- de fieles difuntos en Casablanca, nuestro templo.

LA SEÑORA 
(¿Qué rompe un corazón?)


De la muerte del amor, nace el amor a la muerte.  L. E. Aute.
 
Noche y niebla… mala combinación. Vi venir una figura a lo lejos, y yo juraría que surgió de la niebla, sin previo aviso ni invitación; en la distancia era como una hormiga negra, en una calle negra, en una noche negra; se acercaba creciente como una luna negra, interminable y fría. A media distancia, adiviné que era la típica señora vestida de negro… y empecé a divagar: Las señoras, así en general, son inofensivas; algunas incluso son simpáticas. Se diría que la mayoría son amables. (Las estadísticas aseguran que cinco de cada diez señoras son la mitad). Las señoras más peligrosas que existen son, en orden ascendente: a) Las señoras que aprietan el moflete al niño de la vecina o al nieto. El 98 % de las señoras confiesa pertenecer a este grupo. (El margen de error es del 2 % en este tipo de encuestas). b) Las señoras que empujan y embisten como jugadores de rugby para subirse al autobús Alcalá – Granada. Son un reducido pero poderoso 35 %.  Y c) Las señoras que circulan con sus paraguas abiertos a la altura de los ojos de las personas ‘normales’. Suponen un 80 %. Muchas pertenecen a los tres grupos, por lo que su peligrosidad potencial se dispara. Sin embargo, como decía, en general su peligrosidad no pasa de anécdota y son inofensivas, por eso y siendo como era una noche negra de niebla, en mis ensoñaciones mientras aquella señora se me acercaba, yo imaginaba que no estaba dispuesto a creer que fuera a barrerme del mundo una señora, por muy de negro que vistiese… La segadora de almas… la dama de negro… la señora de la guadaña… la Muerte, la llaman.
            La Muerte ha sido representada de muchas formas distintas… el esqueleto con la guadaña y el reloj de arena, la lechuza blanca, la niebla misteriosa, o esa inquietante figura que siempre habla en mayúsculas y a la que nadie discute. Esta mujer que se acercaba, por el contrario, parecía la típica señora, una dama que viste de negro guardando luto, con su peinado de señora, sus zapatos de señora y su bolso de señora a juego.
Cuando por fin nos encontramos, se detuvo junto a mí. Vi entonces que no era una ‘típica’ señora, sino una mujer joven, de belleza indiscutible, mujer de claras curvas y mirada penetrante. Y yo pensando en la Muerte… qué tonto soy… No obstante, me quise asegurar, así que la miré bien, de arriba a abajo: El esqueleto se le intuía por debajo de la piel, bien. Número de guadañas, cero; bien. Reloj, digital, sin arena; bien. Resultó ser una mujer que nunca deja de mirarte a los ojos, y parece que nunca parpadea. Corrijo: Creo que sólo parpadeó una vez. Fue un flechazo, me fulminó el corazón. Quienes hablan de las flechas de Cupido, no conocen a esta mujer.
 
Desde la noche siguiente, Ella venía a verme, siempre de noche, siempre puntual; asomaba su cara, se acercaba a mi cama sonriendo con la malicia de quien no tiene nada que perder, y me miraba… Ella sonreía, yo temblaba; y me decía que sólo quería hacerme compañía, pero yo intuía que buscaba algo más de mí. Quedábamos después largas horas en silencio, sólo mirándonos el uno al otro; deseando yo que Ella no parpadease ni una sola vez más. Pasaron los días, pasaron las noches… y un día algo pasó: amaneció (que no es poco), pero yo me sentí ensombrecido y triste por un miedo atroz e incomprensible. Aquel día las venas se me secaron, prisioneras del abismo, de la aurora, del tic-tac, pero esa es otra historia. Entre silencios, Ella me preguntaba: “¿qué rompe un corazón?”, y lo decía sin comprender, ajena y fría como una noche negra, que ella era la razón. Su voz me envolvía de una forma a veces sutil y otras veces arrolladora, unas veces descarada y otras inconsciente. Volvimos al silencio, hasta que me miró y comprendió que no debía estar allí. Se marchó. Gran coraza, el corazón.
Al día siguiente le escribí una carta; una de las de siempre, en papel. En ella le explicaba qué rompe un corazón. En ella decía que intentaré olvidarla… pero no sé cómo. Le decía que ahora que el guiño de una sombra basta para tumbarme, no existe manta ni abrigo capaz de aliviar este frío que nos hiela el corazón. Finalmente, escribí casi sin pensar:

 
El miedo al dolor es a veces más peligroso y más dañino que el dolor mismo. La rendición a ese miedo, es irreversible. Gran raza, la razón. Gran coraza, el corazón.
            Firmé. Besé la carta y la metí en un sobre. Dejé el sobre sobre la mesa y escribí su nombre con grandes letras rojas. Después me detuve un momento a contemplar las seis letras de su nombre que acababa de escribir. Fue al leer su nombre cuando decidí no enviarla.
Con los ojos cerrados, le dije adiós. Nunca me había sentido tan cerca de alguien, como de ella en el justo momento en que me partió el corazón. Yo era un corazón roto… y Ella, aquella mujer de curvilínea silueta y mirada intensa que me visitaba cada noche… Ella, ahora lo sé, era la Muerte. Cogí una cerilla y quemé la carta, sabiendo que, tarde o temprano, volveríamos a encontrarnos.

12 de octubre de 2012

Día de la Españolización



  Es curioso cómo nos llegan las historias de la Historia... De pequeños nos enseñaron en la escuela que “los moros” invadieron España en el año 711 y que nosotros, “los españoles”, no conseguimos echarles hasta 1492. Nos lo enseñan sin comillas. Nos hablan, por tanto, de la ocupación árabe de España, y que los españoles estuvimos sometidos a ellos y peleando con ellos durante ochocientos años, hasta 1492. No nos hablan tanto, aunque también, de la riqueza cultural que trajeron consigo. Entonces, ¿fueron 800 años de invasión musulmana? Rotundamente, NO. La invasión duró nueve años. Nueve. En el año 720 la conquista estaba completada.

            Por otro lado, nos enseñaron otra historia de la Historia, curiosamente parecida; nos enseñaron que Cristóbal Colón llegó, vio y descubrió América, en un acto de fe divina, providencia real, suerte y valentía sin igual en la Historia de España... aunque... bueno... Colón era genovés. Y allá que ‘fuimos’ los españolitos, carpetovetónicos todos, a colonizar, a alfabetizar a los pobres indígenas, a evangelizarlos a todos. No nos hablan tanto de que cuando les llevamos los evangelios... “se los clavamos en las sienes”. Nos enmascaran el traslado –quiero decir expolio– de toneladas de oro que los conquistadores españoles extrajeron y trajeron desde América hasta España, con mano de obra indígena esclavizada, claro. Nos ocultan que los indígenas que se resistieron o se sublevaron fueron asesinados por los ejércitos de la Corona, que actuaban “en nombre de Dios”, capitaneados por los famosos y valientes conquistadores. Por poner un ejemplo, se nos dice que el famoso conquistador Hernán Cortés derrotó a los Mayas, y a los Aztecas. No se nos dice que su ejército masacró en cinco horas a 5000 habitantes de la ciudad de Cholula. Permanecieron allí dos meses y antes de marcharse incendiaron la ciudad. Posteriormente, Cortés trasladó sus famosas “naves barrenadas” y sitió a los aztecas durante meses, y el pueblo azteca casi acaba exterminado. Lo que yo recuerdo de la enseñanza educativa que me inculcaron en las sienes es el encuentro de Hernán Cortés con Moctezuma, quien tomó a Cortés como un semidiós y le colmó de oro y regalos. Nunca se nos dijo que muchos conquistadores resultaron ser unos invasores ambiciosos y violentos, ni que las torturas eran frecuentes. A pesar de ser considerado “rebelde”, la Corona española recompensó a Cortés con varios títulos, entre ellos el de Capitán General y Gobernador de Nueva España.

            Pero claro... a estos episodios nos referimos como la “ocupación” árabe, la “invasión” de los moros... en contraposición a la “colonización” de América, o el “descubrimiento” del nuevo mundo... curiosos eufemismos.



La Historia la dicta quien la escribe. La Historia hay que contarla como Historia, no como opinión, y mucho menos como conveniencia, o como arma política, religiosa o ideológica. Imagina cómo sería Abderramán III. Seguro que la imagen mental que tienes de él es la del estereotipo arabesco, de piel oscura, ojos negros y nariz afilada. Sacando más punta, con cara de malo (En una palabra... seguro que tienes en mente a Jafar, el malo de Aladdín). Seguro que nunca te dijeron que Abderramán III era rubio y tenía los ojos azules. Abd al-Rahmán, que así se llamaba, tenía ascendientes europeos. Después de siglos en la península, los pueblos árabes (y bereberes, y judíos, y romanos...) se habían fusionado social, cultural y biológicamente con los habitantes españoles patrios y “puros”... que, para más inri, por el siglo octavo eran en su mayoría... ¡visigodos! El territorio lo poblaban los habitantes que quedaron después de la Hispania Romana, de los pueblos iberos, de los celtas (en el norte) y los Reinos Visigodos. Y convivieron durante siglos con los moriscos, mozárabes, muladíes y judíos (mejor o peor integrados; con las diferencias lógicas). Abderramán I se casó con una esclava visigoda convertida al islamismo. Su nieto tenía el pelo “de color trigueño” según los escritos; y su ejército lo formaban árabes, bereberes, yemeníes, sirios y soldados cristianos (eslavos, francos e hispanos). La leyenda dice que todas las palmeras de la península proceden de una palmera que el mismo Abderramán I plantó en Córdoba. Pasaron generaciones hasta que llegó al poder Abderramán III, cuya abuela era la hija del Rey de Navarra, de raíces francas). Y sí, tenía los ojos azules y el pelo de color “rojizo claro”. Eso sí, eso no quita que el Califa fuese un jefe cruel y sanguinario, que lo fue, y bajo su califato comenzó la reconquista por parte del Reino Astur-leonés.

A la antigua Hispania romana, dividida en dos reinos visigodos por el año 711, llegaron 8000 africanos (árabes y bereberes, principalmente). Trajeron guerra y muerte, sí, duras batallas, pero una vez asentados dieron vida a uno de los centros más relevantes del mundo, Al Andalus, en cuyo territorio florecieron Córdoba, Medina Azahara, Medina Sidonia, Gades, y también nuestra Qalat ben Zayd. Se implantaron sistemas hidráulicos innovadores, acequias, sistemas de cultivo; hubo impresionantes avances en medicina,­­­­ matemáticas, filosofía, poesía... y preservaron para Occidente el conocimiento de Aristóteles en sus bibliotecas. En nuestro idioma actual mantenemos una herencia de 4000 palabras de origen árabe. Por su lado, la Reina Isabel la Católica (bien conocida por su falta de higiene) se refería a los cientos de baños árabes y saunas construidos diciendo: “¿para qué quieren tantos baños?”. Como dato adicional, una vez completada la conquista, la calidad y la esperanza de vida comenzó a descender desde el S. XIV hasta el S. XVIII, por los niveles de insalubridad, falta de higiene y las epidemias que esto conllevó.


Mientras tanto, en América nos dedicamos a llevarles un dios que no habían pedido y, a cambio, les expoliamos sus riquezas, igual que el imperio británico hizo en Egipto o Grecia ‘por el bien del patrimonio’. Exhibían en España arte precolombino, oro y plata, mientras los soldados mataban, esclavizaban, violaban y torturaban a placer. Estas riquezas, de hecho, eran cedidas a la Iglesia para su administración.

 En Qalat ben Zayd (tierra habitada desde el Neolítico), llamada después Alcalá la Real tras la llegada del rey Alfonso XI, los árabes dominaron la fortaleza hasta el año 1341, cuando el asedio castellano culminó en la rendición y posterior liberación de la población árabe, que marchó hacia Granada, ciudad que se rindió 150 años después. Es extraño por tanto, que después de dos mil años de convivencia entre pueblos y culturas que han habitado el territorio peninsular, sigamos considerando “lo nuestro” como lo bueno y lo puramente “español”, y lo demás sea lo “extraño”, extranjero, diferente y ajeno, cuando estoy seguro de que por nuestras venas corre sangre visigoda, romana, ibera y árabe, como corría por las venas del mismísimo Abd al-Rahmán III. 


 
Versión estremecedora de Cortez the killer, 
por Grace Potter, Joe Satriani... Puro éxtasis musical. 

30 de septiembre de 2012

Madrid y tú


Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
Dámaso Alonso.


...y sin embargo, se mueven. 
Deambulan miles de caras nítidas como cristal. Operadas, algunas, jóvenes, de fuera, serias las que más. Se desplazan en metro, se desconectan del mundo, cabazas bajas, mirada perdida en nada importante, matando el tiempo, muriendo en él. ¿Quién te despierta, mujer, de tu siesta de cinco paradas? Ahí cae, dormida, ajena, estática... y sin embargo, se mueve.

Ciudad de gente rodeada de soledades. Las caras no reflejan cada historia oculta, el Sol es más seco, en el Sur empapa y acoge sobre Córdoba o Granada. Madrid tiene un cielo ausente, un cielo que se acaba, agotado de remordimientos, unos remordimientos que no expresan las caras de esta gente extraña, estas mujeres confusas y estos hombres hastiados en una vigilia mortecina. Quién se atreverá a detenerse en tal enjambre y silenciar tanto murmullo... Se cruzan conmigo miles de caras... y no recuerdo ninguna. 

Y sin embargo tú, aunque no estás aquí, sigues estando, y acudes como un perfume, como una ausencia, como una ilusión: Como un recuerdo, ocurres. Y la tuya es la única cara que recuerdo de todo Madrid. Y ni siquiera estás aquí.


Kaizen'12.

26 de agosto de 2012

Retorno del otoño


                                     Perdonadme que hoy sienta pena y la diga.
                                     No me culpéis.
                                     Ha sido la vuelta del otoño.     (Rafael Alberti).


Nadie lo sabe, pero hoy ha vuelto el otoño. Hace calor, seguimos en Agosto, seguimos sin lluvia... aún no se nota a simple vista y seguiremos más días con estas temperaturas... pero Agosto se va como "vino": blanco, cálido y gustoso; y hoy ya sentí el viento soplando del Norte con aires nuevos ...y la noche se nos viene encima, fresca.
El mayor cambio lo sentimos hoy como los viejos: inconsciente pero inexorablemente; en forma de reumáticas molestias y desesperantes cefaleas (No es mi caso, hoy).

Por eso, hoy estoy extrañamente triste. Extrañamente, desconcierta que un instante de felicidad pueda ser marcado por hechos triviales, sin importancia, sin valor lógico, y que de la misma manera, en un momento pueda uno sumirse en la más absoluta desesperación, por una simple palabra vacía. Extrañamente doy  una importancia ilógica a los espejos y a los olores. Dificilmente puede entenderse que me haga enormemente feliz ver la fotografía de unas llaves, por ejemplo. Es más fácil de entender si se trata de una sonrisa que aparece de puntillas y lo invade todo. Difícilmente puede entenderse que ver sufrir a otra persona pueda ser más doloroso que el sufrimiento propio; es ahí cuando me duele más tu dolor que el mío. Es ahí cuando "el poema es más triste que la propia tristeza". No poder aliviar unos ojos que sufren, incluso aunque ese sufrimiento sea escaso, o no sea nada grave, me desgarra por dentro. Hoy ha sido un día extrañamente triste a pesar de que ayer fue un día de alegría y buenas noticias.

Por suerte, la Luna crece, y creas en la magia o no, su influjo nos afecta. Este día 31, se nos viene azul.
La Luna Azul es la segunda luna llena de un mismo mes. La última fue ésta de 2009, si no recuerdo mal.
Seguro que Neil Armstrong estará allí, dando pequeños pasos para un hombre. 

Y no puede sino ser buen presagio. Mañana será un buen día. Maktub.

7 de agosto de 2012

AQUÍ. AHORA.


Después de la última vez... mi "jefa" me decía: "cuántas veces he dicho 'esta es la última vez...'". Me daba las gracias y me decía que fueron días de emoción y vida...
Yo le respondí que no... Que no. Que gracias a ella... que el Teatro es alimento para el espíritu... y eso hay que alimentarlo más que con pan.

Este día uno de agosto me volvió a morder ese extraño animal que es como el amor, que muerde a quien más lo alimenta. No fue Teatro... Fue Poesía y fue Música, porque la creatividad hay que sacarla fuera cuando te muerde y hay que ofrecerse entero a la inspiración y a la emoción, de la manera que sea... porque la imaginación es el idioma de los dioses. "Que nos importe sólo el lugar donde estamos". Aquí. Ahora.

Ofrecimos nuestros DIÁLOGOS CON LA MÚSICA, un recital de Piano y Poesía que ya está recibiendo grandes elogios... pero eso es lo de menos...: ¿Qué me impulsa? ¿Qué hicimos allí? 
Me muevo por impulsos... y allí nos volcamos a uno de ellos.

La Poesía es siempre consecuencia. La Poesía es bálsamo del espíritu, y ahora que el mundo pende en el abismo, es necesario encontrar una chispa de vida que dé sentido a tanto sinsentido...

El esfuerzo es enorme e impagable... pero la recompensa es infinita y duradera. Se estrechan lazos con cadenas que unen sin atar... y es que con gente así todo es tan fácil... Me reconozco afortunado.


Y hoy me hago eco de algunas de las palabras cuyos ecos aún resuenan entre paredes de piedra... porque el amor es un acto de sangre, y la sangre me mueve y me alienta.

"Para que este piano suene así... para temblar así con esta música...
ha sido necesario ir llenándola poco a poco de belleza y de daño...
ir llenándola con nuestra propia vida". 

Por eso dedico estas palabras a la "jefa"... a mi "jefa", mi sangre... que viene sufriendo el ataque de otro animal, más peligroso y cobarde.


Han sido días duros... aguantando la sonrisa, e intentando contagiarla. Os vi haciendo lo mismo contagiándome a mí. Estoy algo triste, y sé que "descenderemos al abismo, mudos, mudos"... Pero la esperanza siempre es más fuerte y repito gritando que abandone la esperanza quien entre en su alma y no encuentre nada. Eso me hace más fuerte. Y a veces la poesía es más triste que la propia tristeza... y eso me alivia. Y el poeta, fingidor, sufridor, crece... y se entrega.  

Y ahora imagino a mi jefa... toda rodeada de abrazos... de esos que "llenan los huecos infinitos, de esos que se vierten como el sol anocheciéndose"... de esos que levantan el espíritu nostálgico... y yo aquí, ahora... le digo que no olvide nunca que...:

"Hay voces en la Tierra
recorriendo esperanzas".


Abrazaos... millones de criaturas...
que ya un inmortal aliento llega.


5 de julio de 2012

Magdalena


Siempre tuve un vínculo especial con ella.
A pesar de los años de distancia, y los años de tiempo sin verla, aún llevo al cuello el colgante que me regaló cuando yo contaba ocho velas con mis dedos diminutos. Ni siquiera era un colgante, era un llavero en el que se enroscaba una llave que abría una pequeña hucha de metal, donde se escondía un billete nuevo de 100 pesetas, con la cara seria de Manuel de Falla.
Aún conservo el llavero, la llave, la hucha y el billete.

Magdalena era mi abuela, y murió esta semana. Tal vez ella no ha sido consciente ni de lo uno ni de lo otro. Nadie lo sabe. Ni siquiera éramos familiares. Noventa y tantos años, un carácter dulce y firme, apaciguado por la edad y la niebla, cegado por la luz de los años... Sus ojos lo han visto todo... y ahora descansan.

Magdalena vestía con sencillez, el pelo encrespado, sus manos fuertes, las arrugas inundaban su cara... alrededor de una sonrisa ancha y sincera. Recuerdo su cortijo andaluz al detalle, y hace más de veinte años que no voy por allí: La verja, un mosaico de rombos pintados de verde. Una piscina de agua verde, un parral de uvas verdes, y una casa encalada de blanco. La manguera más larga del mundo, que atravesaba todo un olivar, y la azada pequeña, a mi medida. La tumbona del abuelo, hecha de un material que nunca supe qué era... Y la era. La era en la que aprendí a comer mis primeras almendras blancas. Partidas a golpe de piedra, quitando la piel con la sutileza de la inocencia. Aún recuerdo el cómic que leí (sin saber leer) una madrugada con los ojos llenos de legañas. Hay una foto de ese momento, pero no me hace falta porque tengo la imagen grabada en las entrañas. No sé por qué.

Y las miniaturas, y el enorme citroen, y las persianas de madera... Y el abuelo... con quien de niño aprendía algo del ajedrez y algo de la vida, pero recuerdo que ya pensaba que el ajedrez era lo de menos. Enorme compañía.

Aún conservo los recuerdos. Que no me los quiten. Por cada recuerdo, una sonrisa.

28 de junio de 2012

ETNOSeR 2012

Frase ganadora del concurso de Microrrelatos de Etnosur 2012:

 No necesito marcapáginas: Voy a leer tu piel entera esta noche.




Mujer, el mundo está amueblado por tus ojos.
Vicente Huidobro.


Mis sueños nacen y mueren en unos ojos de miel.
Sin marcapáginas... me dejas leer tu piel entera esta noche,
capítulo a capítulo. Primero tus manos:
Tengo entre manos tus manos,
y sigo leyéndote bajo un árbol de otoño.
Caduco. Caducos los dos.
Leyendo, veo las hojas de tu piel cayendo,
una a una devoradas.
Las hojas del árbol cayendo,
una a una desgarradas.
Cayendo, y yo, callando, voy cayendo en tu misterio.
[...]

J. Kaizen.


PD: Enhorabuena a Eva Z, ganadora del mismo concurso con su inconfundible ingenio genial.
Es un enorme placer y una gran alegría poder compartir premio con ella.
¡Somos Etnoseres 2012!

7 de mayo de 2012

Destino (y) Granada


¿Qué mejor destino que Granada para hacerse pasar por poeta?

 



 

 Desnuda está la tierra,
y el alma aúlla al horizonte pálido
como loba famélica. ¿Qué buscas,
poeta, en el ocaso?
¡Amargo caminar, porque el camino
pesa en el corazón!.¡ El viento helado,
y la noche que llega, y la amargura
de la distancia!... En el camino blanco
algunos yertos árboles negrean;
en los montes lejanos
hay oro y sangre... El sol murió... ¿Qué buscas,
poeta, en el ocaso?


Antonio Machado.

1 de mayo de 2012

CARTA ABIERTA A ROKO



Querida Roko:
Cantas diciendo que estás en la ciudad del mar, estás en la ciudad del sol y del amor... que estás en la ciudad donde sola estás tú... pero tienes que saber que no estás sola. Tienes a veinte mil alcalaínos atentos a cada nota, a cada paso, a cada emoción que desprendes. Te aseguro que no hay mayor ni mejor tema de conversación en toda la ciudad. Alcalá te acoge y te apoya; y si caes, no te importe, no dudes que Alcalá te arropará y te consolará. Y queremos decírtelo desde ya, ahora que estás saboreando esta enorme aventura.

Cantas que estás en la ciudad de la Música... pero te equivocas otra vez. Tú eres Música. Te conocemos desde siempre, cantando sola, cantando con las Viejas Maravillosas Glorias de tus hermanas, también te hemos disfrutado con Saudade Chill. Te hemos visto subir al escenario e improvisar en Casablanca, y bajarte sonriendo toda salpicada de aplausos. Eres Música, porque has crecido con ella y ella ha crecido en ti, y las dos habéis crecido juntas, alimentándoos mutuamente, dándote ella un gusto musical exquisito, una voz cálida y una emoción sin límite; y tú le devuelves el favor a la Música cantándola, viviéndola, compartiéndola. Le devuelves el favor a la Música con tu preparación, tu creatividad, tu experiencia y tu trabajo. La Música es caprichosa, pero sabe lo que quiere: Quiere libertad, luz y emoción; y eso requiere un sacrificio y una entrega absolutos, requiere que viertas toda el alma en ella y te dejes contagiar por su magia... Y eso es precisamente lo que vemos en ti... así que qué puedo decirte yo que tú no sepas, tú que sabes que cuando cantas, tu voz no viene desde la garganta, sino desde más adentro.
       
           Cantas, y cuando cantas tu deslumbrante luz crece, y tu enorme sonrisa se desparrama y se vierte por cada rincón. Gracias por regalarnos eso. Cantas sola en escena, pero nos llevas a todos detrás, enganchados a la pantalla cada lunes como nunca se ha visto en Alcalá. Mucha suerte. Y si caes, -insisto- no te importe, que tú ya has ganado. Has ganado el corazón de Alcalá, aunque... en realidad, ya era tuyo. 


JayCee Kaizen.

27 de marzo de 2012

27-M, día del Teatro

Sí, he vuelto a caer. Hoy estoy repasando un guión (homenaje a Lorca) y preparando mis notas para la iluminación. En esta ocasión, daré luz para que brillen los 170 actores.
Hoy, en el día mundial del Teatro, me dejo morder por este extraño animal:




El Teatro, ese extraño animal.



Tanto el mundo de la utopía y la locura, como el mundo de la fantasía y la imaginación, únicamente existen en las mentes y las ánimas de cada uno, y son pocos los privilegiados que se atreven a esforzarse por una vida más justa y más bella sabiendo que la única recompensa es la satisfacción personal y no los resultados. Allí donde fantasía y realidad se unen, surge el Teatro. El Teatro es una fuente de emociones inagotable, un generador de energía sin límite. Pocos saben, pocos han experimentado lo que supone abrirse la piel de par en par y volcarse en una causa, dejando que un personaje extraño, un ente ajeno, se apodere de ti hasta envolverte y dominarte. Terminada la función, te desprendes de tu papel como una piel vieja, pero queda su impronta para siempre. El que baja del escenario tras cerrar el telón, ya no es el mismo que subió. Es indescriptible experimentar las emociones que se ocultan entre bambalinas, pocos saben que las potentes luces de los focos no deslumbran tanto como las sonrisas abiertas y los ojos vidriosos del público entregado.

Estas letras pretenden rendir homenaje al impagable (y mal remunerado) esfuerzo que realizan los grupos de teatro. El Teatro es un virus que se contagia y se retroalimenta, y lo único que espera quien actúa, es que al terminar los aplausos surjan espontáneos como palomitas recién hechas. Tal vez, después, algún ánima amiga y cómplice le ofrezca su abrazo sincero. Y eso es más que suficiente.
Entregarse al Teatro es un riesgo, una aventura, una locura que muy pocos se atreven a asumir. Estoy seguro de que existen cientos de razones para abandonar, para dejarlo, para no volver a caer en la magia del drama. Pero un verdadero actor sólo necesita una razón para seguir. Es algo que sólo puede entenderse asumiendo que, quien lo hace, lo hace por amor al Teatro. El Teatro desprende una magia especial que inmediatamente crea vínculos y destruye barreras; extraño animal el Teatro... que más muerde a quien más lo alimenta.
William Shakespeare hizo gritar así al Rey Ricardo III : “¡Mi Reino por un caballo!”. Déjame hacer mío ese grito ofreciendo mi escaso reino por cada abrazo que recibí en una mágica noche del 18-J. Mi gratitud infinita y mi ánimo animal para quienes día a día siguen dejándose morder por ese extraño animal llamado Teatro.



(Publicado en la Revista La Tregua).