30 de octubre de 2008

Queen + Paul Rodgers. Madrid 25 octubre.




Brevemente:


Salen a tocar Hammer to fall. Tocan y pienso: No se oye nada. No se oía nada porque había 20.000 personas gritando y cantando enloquecidamente.

Se asoma a la pasarela, a 5 escasos metros de nosotros, Brian May, y nos dice en español: “¿Queréis cantar un poquito para Freddie?” Y con un coro de 20.000 personas se marca el Love of my life para derretir al personal...

Y sale a la pasarela, a 5 puñeteros metros de nosotros Roger Taylor, con dos baquetas en la mano, y nada más. Y llega por detrás, callado y sonriente como siempre, Danny Miranda, con un contrabajo eléctrico sin cuerpo, todo mástil (en plan stick), y tiene lugar allí un solo (¿solo?) de percusión (¿percusión?) al bajo (¿?)... Roger tocando con sus baquetas las cuerdas del bajo.

A Paul entonces no se le ocurre otra cosa que ponerse junto a un piano de cola aparecido por arte de magia, en pie con pose de rockstar, y empezar a tocar los acordes de “Bad Company”...

Para su solo, Brian empezó a tocar EL CONCIERTO DE ARANJUEZ DEL MAESTRO RODRIGO. Encadenó esa maravilla con su solo habitual, un maestro usando los delays... y con Bijou y la voz de Freddie -y el caos se apodera de mí; me sobrecoge- y por último Last horizon... y yo miraba al techo, pero ya no había techo, ya se veía un enorme cielo lleno de estrellas brillando y girando para nosotros... Busqué a Freddie en ese cielo lleno de estrellas...

Para el Crazy lil’ thing called love, aquel “READY FREDDIE!!!” sonó premonitorio y ensordecedoramente brillante... Y Show must go on... porque el show debe continuar… y yo de pura emoción ya no sabía a dónde mirar, y miraba al cielo, y miraba atrás y veía iguales gestos en distintas caras...: lágrimas, enormes sonrisas, manos abiertas al cielo, abrazos, ojos cerrados, ...

Y todo aquello fue una invocación... un llamamiento... un deseo común de un cumplido deseo... Y Freddie Mercury se sintió envidioso y vino a cantarnos BOHEMIAN RHAPSODY... y nos cantó. Y cantamos con él... (y ahora que escribo me emociono...) y Brian May le acunó con su Old Lady, y todos saltamos y gritamos hasta no poder más... y Roger Taylor le abrazó con su ritmo, y todos aplaudimos... y Paul Rodgers vino y cantó como nunca la parte final... y todos, abrazados, cantamos NOTHING REALLY MATTERS TO ME...

Para el bis, faltaban cuatro temas: Cosmos Rockin’, All right now, WWRY, y We are the Champs. Pero de eso casi no recuerdo nada… sólo que me ardían las manos de aplaudir, que me ardía la garganta de cantar, que me ardían los ojos, húmedos y cansados, que me ardía el corazón, sobrepasado de emoción.

Gracias amigos, gracias a Queen por ser, a Freddie por venir, y a los 20.000 cantantes del Palacio de la Música aquella noche. Inolvidable.

Cuando salíamos, sonaba God Save the Queen... Y yo seguía mirando al cielo...

1 comentario:

Umeka dijo...

Veo que lo disfrutaste... y mucho. Qué tiene la música que nos crea un remolino de sentimientos tan díficil de explicar...? Tan mezclados?... Un saludo.