Querido 2011:
Llévate contigo tus engaños, tus cinismos y tus burlas. Llévate contigo los llantos, los dolores y los quebrantos.
Llévate
también todo el sufrimiento. Llévate contigo las hambres, las guerras,
las muertes injustas, el terror cruel, las manos heridas, la miseria y
la ira.
Llévate tu Nochevieja, tu San Martín. Llévate tus oros y tus
harapos, el frío y el calor excesivos. Llévate tus puntos y aparte,
llévate tu punto y final. Llévate también las sobras, las comedias
trágicas, los tesoros escondidos, los cantos insólitos, las canciones
rotas... Llévate contigo los brazos cansados, las cabezas agachadas, las
miradas tristes.
Llévatelo todo, no tienes que decir adiós.
Déjanos la Esperanza. Con eso es suficiente.
Y
permite, querido 2011, que entre el nuevo año lleno de libertades, que
se nos llene la vida de fuerzas y ganas, que no perdamos las magias
mantenidas, los ojos atentos ni la oscuridad vital que nos enciende y
nos entiende.
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