El ruido del exterior no nos permite escuchar el silencio del interior.
Somos casi oscuridad y silencio, aunque en realidad también hay mucho ruido aquí dentro.
Necesitamos más silencio, evitar tanto estímulo externo, tanto bombardeo mediático.
Somos casi oscuridad y silencio, pero no nos damos cuenta.
La oscuridad es necesaria para el descanso. El silencio es necesario para el sosiego.
Aquí en Ítaca, se me inyectan continuamente energías devastadoras:
Pensamientos, quejumbres y miserias de personas anónimas que sólo buscan consuelo.
Es necesario el sosiego para contrarrestar estas energías.
La desgracia no avisa.
Afortunadamente, esto es Ítaca.
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Aquí en Ítaca, sobre un mar de nubes. |
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